Otra versión de caperucita ....
![Otra versión de caperucita ....](https://primerotecuenta.blogia.com/upload/20071119173246-lobo.gif)
No saben lo atrapante que fue para los chicos escuchar esta versión del cuento.
Claro...
En este caso, el pobrecito era el lobo!!!!
Acá se la contamos:
El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho.
Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio.
Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos excursionistas,
sentí pasos.
Me escondí detrás de un árbol y vi venir a una niña vestida en forma muy divertida:
todo de rojo y su cabeza cubierta,
como si no quisiera que la vieran.
Andaba feliz y comenzó a cortar flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que
estas flores no le pertenecían.
Naturalmente, me puse a investigar.
Le pregunté quién era, de dónde venía, a dónde iba, a lo que ella me contestó, cantando y bailando que iba a
casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo. Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque,
cortando flores.
De repente, sin ningún remordimiento, mató a un zancudo que volaba libremente, pues también el bosque era para él.
Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes
y comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita.
Cuando llegué me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la situación y ella estuvo de acuerdo con que
su nieta merecía una lección.
La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña, la invité a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado, vestido con la ropa de la abuelita.
La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas.
He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran para oírla mejor.
Ahora, bien, me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones.
Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia, pero empezaba a serme antipática.
Sin embargo, pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban a verla mejor.
Pero su siguiente insulto sí me encolerizó.
Siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario realmente grosero.
Sé que debí haberme controlado, pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura
y diciéndola que eran así grandes para comerla mejor. Ahora, piensen ustedes: ningún lobo puede comerse una niña.
Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña comenzó a correr por toda la habitación gritando y yo corría detrás de ella tratando de calmarla.
Como tenía puesta la ropa del abuelita y me molestaba para correr, me la quité, pero fue mucho peor.
La niña gritó aún más.
De repente la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada.
Yo lo miré y comprendí que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé.
Me gustaría decirles que éste es el final de la historia, pero desgraciadamente no es así.
La abuelita contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo era un lobo malo y peligroso.
Todo el mundo comenzó a evitarme.
No sé qué le pasaría a esa niña antipática y vestida en forma tan rara, pero sí les puedo decir que yo nunca pude contar mi historia.
Ahora ustedes ya lo saben.
El lobo
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victoria -